Debí haberlo imaginado. El destino final al que iba a llegar era un lugar que se llamaba Entre Cerros. No se me ocurrió que iba a ser literalmente un fundo “entre cerros”, el cual iba a bloquear totalmente la señal de mi celular, no solo de Internet, si no de llamadas #Epicfail.
En realidad, cuando me di cuenta de la situación (es decir, cuando mi celular empezó a mostrar intermitentemente las palabras: buscando… sin servicio), entre en ataque de risa porque recordé todas las veces que he viajado por carretera y decía: no tengo señal… aah, es que estoy entre cerros… Y bueno, ahora no podía moverme a ningún lado porque estaba encerrada entre montañas.
En ese momento decidí que probaría, forzadamente, qué tanta era mi adicción al smartphone. Así fueron las respectivas etapas del experimento:
1. Buscando señal desesperadamente mientras internamente no podía creer lo que estaba sucediendo. Ni siquiera podía hacer check in en el lugar para poder resaltar la ironía del asunto (era como cuando Twitter se cae y quieres tuitear que no funciona Twitter… qué, no?)
2. Descubrí un mirador en la punta del cerro al cual podía subir para “observar el paisaje” y de paso ver si había señal, pues. Luego de unos minutos dando vueltas por arriba, en un milagroso punto capté la señal el tiempo suficiente para: a) Tuitear mi fail b) Hacer check in c) Responder unos cuantos mensajes por Whatsapp diciendo: no estaré disponible por las próximas horas.
3. Resignarme a no tener señal mientras estuviera entre los cerros y apagar el celular para que la batería no se agote en su inservible búsqueda de señal Claro.
4. Sentimientos encontrados. Primero sentía esa sensación extraña que imagino deben sentir los alcohólicos en rehabilitación. Sentía que estaba sufriendo una abstinencia tuitera forzada que me hacía querer tuitear a cada rato cosas que luego iba a olvidar (lo cual es cierto, me olvidé y fácil podrían haber sido buenos tweets). Pero luego de superar esa primera etapa (que se dio durante la primera hora), descubrí que sin tener el cel en la mano podía ocuparme de otras cosas como comer un rico chancho al palo o jugar con un pony:
En fin, el día se me pasó más rápido de lo que esperaba, y la verdad creo que no me perdí de muchas cosas (solo más de la mitad de comentarios acerca de la clausura de los Juegos Olímpicos) y al menos me despejé un rato, respiré aire puro y dormí casi todo el camino de regreso.
¿La conclusión? No está mal desconectarse un rato, pero la verdad es que prefiero que eso suceda de manera voluntaria. Está de más decir que luego de recuperar la señal y, en consecuencia, el 3G, empecé a tuitear igual que siempre, no?