jueves, 26 de noviembre de 2009

Divagaciones vol. XXVIII "una y otra vez..."


A veces pasa que, intentas huir de aquello que te lastimó, que te hace pensar en cosas que no quieres.

A veces pasa que intentas escapar de ese pasado que quieres olvidar.

A veces pasa que crees que ya lo habías superado.

A veces pasa que ya no piensas en eso constantemente, pero...

A veces pasa que, de la nada, el pasado irrumpe en tu vida como una ráfaga.

A veces pasa que, sin saber cómo ni cuándo, ni por qué, te encuentras de nuevo en la misma situación.

Incertidumbre. Confusión. Mezcla de sentimientos.

Y de nuevo el: qué hubiera pasado si...?

Si hubieras sido valiente.
Si hubiera sido valiente.
Si te hubieras arriesgado.
Si hubiera dicho que sí.

A veces pasa que todo te cae como un gran peso, no sabes de dónde.

A veces pasa que todo te abruma porque sí.

A veces pasa que eso que no debería afectarte, te hace pensar más, mucho más...

A veces pasa que quisiste tanto a alguien que lo llegas a odiar.

A veces pasa que, aún odiando, en el fondo quieres.

A veces pasa que tan solo una frase o una palabra te llevan de nuevo a ese momento que quisiste olvidar tanto.

A veces pasa que ese momento que quisiste olvidar sigue vivo y latente, como si nunca se hubiera ido de tu frágil mente.

A veces pasa que ese recuerdo te carcomerá por siempre, siempre será parte de ti... y tú de él...

A veces no, siempre.

martes, 24 de noviembre de 2009

Divagaciones vol. XXVII "hace falta... tú dirás lo que hace falta"


Hay veces en que hace falta una vida entera para aprender a querer a una persona.
Aprender a querer sus virtudes, a aceptar sus debilidades.

Hay veces en que hace falta un minuto, un instante, un segundo para sentir algo especial.
Es una mirada, un gesto, una sonrisa, una palabra, un simple roce.

Hay veces en que no hace falta nada para sentir que has encontrado a la persona ideal.

A veces, hace falta todo.
Esa nada que te hace sentir algo.
Ese contacto que te hace sentir el algo especial.
Y esa vida para aprender a querer todo eso y mucho más.

Divagaciones vol. XXVI "el balcón que no tengo"


Me gusta respirar.
Me he dado cuenta de que no me gustan las prisas. No podría vivir en un lugar lleno de presiones y prisas.
Me he dado cuenta de que me gusta tomarme las cosas con calma. Darme tiempo a cerrar los ojos y evaluar todas las posibilidades.
Me gusta tener tiempo de no hacer nada y simplemente hacer eso, nada.

Hace un rato escuché música salir de un lugar desconocido. Me asomé por la ventana y me di cuenta de que era mi vecino. Era música relajante, instrumental. Me provocó seguir escuchando y jalé mi laptop para acá.

Resultado: yo sentada en el murito de mi ventana, apoyada en la pared, con los pies a lo largo del muro, con la laptop sobre mis piernas. A lo lejos escucho la música (por alguna razón bajó el volumen) y el canto de los pajaritos. Hace un rato el sol me caía suavemente, creo que ya está por ocultarse, se perdió detrás de un edificio... El viento es suave, es fresco. Yo respiro.

Por momentos siento que me voy a caer. Por momentos me duele la espalda.
Puedo ver mi jardín, puedo ver el cielo, puedo ver las palmeras.
Me gusta que no haga frío, ni tampoco calor.

Otra vez, me gustaría tener un balcón.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Divagaciones vol. XXV "acerca de empezar"


Pasa que, cuando tienes muchas cosas que hacer, te atolondras y no sabes por dónde empezar.
Pasa que te sientes abrumado por todas esas obligaciones o imposiciones de la sociedad, que sientes que no tienes tiempo de ser tú mismo o de hacer las cosas que quieres.

Pasa que a veces te sientes perdido, desorientado, sin saber por donde empezar.
A todos nos pasa.

A veces sentimos que tenemos mucho que hacer y no hacemos nada para disminuir esa carga. Simplemente perdemos el tiempo haciendo otras cosas intrascendentes e innecesarias que de nada nos van a servir a corto ni largo plazo.
Suele suceder.

Digamos que soy el tipo de persona que si se propone algo, lo realiza. Pero el problema está ahí: debo proponérmelo primero.

Si intento hacer todo lo que tengo que hacer al mismo tiempo, estoy segura de que resultará caótico. No se puede, es imposible. No te concentras, no te sale bien.

Si intento hacer lo que tengo que hacer en medio de un ambiente de caos y desorden, tampoco se puede. No funciona, no te sientes bien.

Entonces, qué hacer?

El otro día me propuse pasos, simples, tal vez demasiado específicos, para hacer las cosas que tenía que hacer. Tal vez eran demasiado obvios, pero si no te los planteas y los propones, entonces nunca empezarás a hacer algo realmente productivo.

Paso 1: bañarme (uno piensa mejor con la cabeza fresca y limpia).
Paso 2: alistarme (porque iba a salir más tarde).
Paso 3: limpiar los papeles innecesarios de mi escritorio, ordenarlos y "clasificarlos" según tema e importancia.
Paso 4: salir.
Paso 5: volver a mi casa.
Paso 6: volver a salir.
Paso 7: volver a regresar.

Fue un día básicamente perdido en temas de estudio (cosa que tengo que hacer necesariamente pronto), pero al menos realicé los 3 primeros pasos básicos camino a otro día productivo, que planeo que sea hoy.

Hoy plantearé otros pasos que me ayuden a organizarme mejor.
Paso 1.2: bañarme (check)
Paso 2.2: comer (check)
Paso 3.2: encontrar los papeles que necesito para estudiar (en ese estoy).

Digamos que escribir una entrada en el blog no estaba dentro de mis pasos, ni dentro de las cosas necesarias que debo hacer el día de hoy, pero hace tiempo que no escribía y, siempre lo he dicho, escribir me relaja, me despeja la mente, y me hace tener ganas de hacer cosas productivas.

Bueno, me voy a realizar el paso 3 y adelante :)

sábado, 7 de noviembre de 2009

Divagaciones vol. XXIV "acerca de esa inmensidad llamada mar"


Me gusta el mar.
Me gusta el mar y su gran inmensidad.
Me gusta mirar el mar.
Me gusta pensar mirando al mar.

El otro día pasé por la Costa Verde y, por alguna razón, vi el mar más bonito que nunca. Estaba de un color aguamarina, casi verde, casi celeste. Parecía el mar del Caribe.

Habían surfistas flotando en sus tablas.
Habían algunas olas.
Había sol.
Había viento.

Me gusta el brillo del sol en el mar.
Me gusta mojar mis pies en la orilla y ver como la arena corre por mis pies.
Me gusta escribir mi nombre en la arena.
Me gusta mirar el horizonte.

Ese día me di cuenta de que el mar es realmente gigantesco. Puede que parezca que se acaba en el horizonte... pero en realidad va más allá de lo que podemos ver, va mucho más allá.

Quién sabe dónde termina? Va más allá de lo que nosotros podemos ver. Como muchas otras cosas en la vida. Va más allá...


miércoles, 4 de noviembre de 2009

Chau, Nextel


He decidido compartir nuevamente una MALA experiencia en un centro de "servicio". Esta vez le tocó a Nextel (específicamente la oficina que está en San Borja...).

La historia empieza así:
Resulta que yo tenía un número bonito de Nextel :) y un día cambié de plan y cambié de equipo, pero conservé mi número. Resulta que todo andaba bien, pero a fin de mes de la nada mi servicio se bloqueó y me hicieron reiniciar el sistema del teléfono. Cuando eso pasó, tenía otro número nuevo, un poco feo, imposible de aprender xD...

Resulta que me hicieron llegar un chip nuevo con mi número antiguo, original, bonito :).... Y me sugirieron que, para no pasar mis datos manualmente (porque ese chip estaba en blanco), vaya a una oficina de Nextel para que con la maquinita esa que tienen, pasen mi directorio inmediatamente.

Lo hice al día siguiente, yo muy feliz, entusiasta y animada, porque iba a tener mi número simpático de vuelta... Me llamaron a la ventanilla número 2 y le conté a la señorita lo que me había sucedido y lo que quería hacer.

Me dijo que le diera los dos chips y los metió a la maquinita. Luego puso uno de los chips en mi equipo. Lo primero que hice fue ver la información del teléfono, y seguía con el número feo. Entonces le pregunté por qué. La conversación fue algo así: (Y: yo; E: ella)
E: El número nunca va a cambiar.
Y: Cómo que no va a cambiar? Si me dieron el chip para que vuelva a mi número.
E: Eso no lo puedo hacer manualmente, tiene que hacerlo el sistema.
Y: Y no se puede hacer?
E: Si quieres cambiar de número puedo darte la proforma y tienes que hablar con el representante legal (para esto, me iba alzando la voz, no tengo idea por qué).
Y: Pero si yo he tenido mi número por un mes...
E: (interrumpiéndome) Pero ya te expliqué que no se puede...
Y: No entiendo.
E: (me mira) algo más en que te pueda ayudar?

Me molesté, me paré, me bajé la silla (en realidad la empujé) y me fui.
Caminé hasta mi casa y en el camino me di cuenta de que mi directorio del teléfono NO ESTABA!.... Me puse MUCHO más molesta y frustrada, tanto que ni cuenta me di del camino hasta mi casa...
En fin, llegué a mi casa y se me ocurrió que tal vez ella se había confundido de chips y tal vez mi directorio estaba en el chip con el número bonito (que yo quería). Cambié los chips, pero nada, no había nada, solo el (estúpido) número de nextel "123" en mi directorio. La odié. La aborrecí. La detesté con todo mi ser.

Almorcé, porque me moría de hambre. Me comí un chocolate, para ver si me hacía feliz (no funcionó, pero al menos me dio fuerza para ir a quejarme).
Volví a la oficina y me dirigí a la ventanilla 2 (me enteré de que la chica se llamaba Cinthya, Cynthia, no me importa como se escribe su nombre, nunca lo supe porque no tenía cartelito...) y le dije: mi directorio no está.
E: Qué raro, a ver...
Para esto, yo había metido el otro chip en mi antiguo equipo.
Revisó ambos equipos y dijo:
E: ya vengo...
(Para esto, nunca me dijo para qué se iba... y se llevaba mis dos equipos, entonces le dije)
Y: por si acaso quiero este número (señalé el nextel nuevo que tenía el chip con mi antiguo número).
E: Pero eso no se puede! Ya te expliqué (molesta).

La dejé que se vaya, aunque de nuevo me molestó esa actitud...
Mientras no estaba, encontré una hojita para evaluar el servicio y la llené gustosamente, muy respetuosamente, claro está. Hablando acerca del servicio y especificando el nombre de la chica que me había atendido.
En fin, también le conté al "supervisor" lo que había pasado, pero simplemente me dijo que fuera a hablar con la chica de la primera ventanilla, que ella era la encargada... (que, dicho sea de paso, estaba ocupada).

En fin, volvió la chica de la ventanilla 2 y me dijo:
E: lo revisaron los de servicio técnico y dijeron que el chip está dañado y por eso no copió ningún dato.

Luego hubo más conversación, un poco repetitiva, donde ella me repetía cosas de los chips y que estaba medio rayada la plaquita.... (MAS FLORO).
Al final me fui de nuevo, sin directorio, hecha una porquería... pero con mi número bonito :)...

Si bien me molestó mucho perder mi directorio (donde tenía números muy importantes), más me molestó la actitud de la chica, que ni se tomaba la molestia de explicarme REALMENTE las cosas. En verdad nunca entendí lo que me quiso decir. Creo que ni ella me escuchaba a mí cuando le conté la situación inicial.

Ni siquiera me pidió disculpas por haber borrado el directorio (luego una amiga de la u me contó que era por si se me ocurría demandarlos, ya que, si se disculpan, es porque han aceptado la culpa). Lo único que me dijo fue que:
E: Si tienes alguien que maneja un directorio parecido al tuyo, tráelo y pasamos los datos.

Luego pensé: si mi chip está dañado, no va a funcionar... pero bueno...
Ya fue, ya pasó.
Ahora sólo me queda ir recolectando poco a poco todos los números que tenía...
Ya voy como 70 :) no está mal... Aunque creo que ni voy por la mitad...
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