jueves, 21 de enero de 2010

Acerca de las cosas que no entiendo de los policías de Lima


Nunca me he podido explicar cómo hacen los y las policías de tránsito para hacer de las pistas un caos.
En esta oportunidad intentaré evaluar aquellos factores que contribuyen a dicho estado conocido como TRÁFICO.

Los policías de tránsito, por alguna razón desconocida para mí, suelen ubicarse en puntos realmente "estratégicos": sitios donde HAY y donde funcionan los semáforos. No entiendo si es porque sus superiores los ponen ahí para "controlar que la gente respete los semáforos", o si ellos por voluntad propia se ponen ahí para "hacer un trabajo más fácil".
Ellos hacen parecer el trabajo de policía bastante sencillo: me paro en una esquina con semáforo y simplemente muevo mis manos dependiendo de la luz que muestre...

Sin embargo, hoy pasó algo que simplemente no comprendí. Estaba en el cruce de Angamos con Aviación (yo en Aviación) y nuestro semáforo estaba en verde, pero a la policía se le ocurrió parar nuestro carril para que pasen los de Angamos.

Comprendo que haya hecho eso si pasaba alguien importante y había esa necesidad. Pero, por el contrario, creó más tráfico con los que venían detrás en la avenida y desesperación por parte de los que esperábamos porque hizo aún más larga una luz roja prolongada.

Mención aparte merece el hecho de que esa policía estaba hablando por celular mientras "dirigía" el tránsito y gesticulaba con las manos el tiempo que duró su llamada.

Últimamente me he dado cuenta de que TODOS, pero así, TODOS los policías andan con celulares. Y los usan mientras dirigen el tránsito! Me parece realmente irresponsable de su parte hablar por celular mientras realizan una labor importante como "dirigir el tránsito en los semáforos". Muy aparte de que se paren en lugares donde realmente no son necesarios, es peligroso porque muchas veces mueven sus manos sin darse cuenta y pueden ocurrir accidentes. Deberían pensar en eso.

Además, yo me pregunto si las policías que están en la Javier Prado saben manejar, o al menos tienen algo de sentido común. Yo creo que falta un poco de comunicación y coordinación entre todos los policías de esa avenida. Si todos estuvieran coordinados (y supieran lo que ES manejar), no se crearían las aglomeraciones y la gente no se pondría de mal humor.

Sin embargo, sucede que las policías simplemente mueven sus manos y hacen sonar sus pitos para que los autos vayan más rápido y avancen, pero no ven que la avenida está atorada y por más que esos carros quieran avanzar, no tienen dónde. Y luego paran el tránsito cuando se crea un "choclo" en los cruces y ya nadie puede pasar. 

En fin. Creo que el cuerpo de policías debería reconsiderar las posiciones designadas para cada uno, para que se ubiquen en sitios donde realmente son necesarios y puedan dirigir el tránsito de verdad, pensando en lo que hacen, no simplemente moviendo sus manos por inercia.




domingo, 17 de enero de 2010

Divagaciones en verso vol. VIII


[poema propio]

Creí que me había curado,
que estaba fuera de mí.
Creí que no me afectaba,
que me dejaría vivir.

Creí que podía olvidarlo,
que lo dejaría pasar.
Creí que quedaría escondido,
que lo podría controlar.

Creí que podía leerlo,
que lo podía comprender.
Creí que había demostrado,
que podía dejar de querer.

Creí que no me importaba,
que podía ser indiferente.
Creí que no era mentira,
que podía intentar ser feliz. 

jueves, 14 de enero de 2010

Retazos de ficción: catarsis


((Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia))

- ¿Estás bien?
- Sí
- ¿Segura?
- ... Sí...
- No estás bien.
- ...
- Te conozco, no estás bien.
- Entonces no preguntes, pués.

Ella sabía que no debía reaccionar así, él no lo merecía (tanto). Pero le empezaba a molestar su actitud de "yo lo sé todo y ningún detalle se me escapa". Detestable.
La verdad es que últimamente estaba con la paciencia por los suelos y se sentía mal por eso. Por todo.

En primer lugar, tenía la sensación de no estar haciendo nada bien.
Toda su vida se había esforzado por ser alguien, por lograr algo, porque alguien estuviera orgulloso de ella. Pero al parecer ya no era suficiente. Tal vez era hora de hacer algo extraordinario, pero estaba cansada, cansada de haber hecho siempre "las cosas bien".

En segundo lugar, sentía que le estaban cortando las alas, que no la dejaban crecer en algunos aspectos, y en otros la dejaban a la interperie. Tal vez la burbuja en la que vivía se había reventado. Tal vez la burbuja se hacía cada vez más pequeña hasta aplastarla. Tal vez la burbuja nunca existió y fue algo que estaba en su imaginación.

En tercer lugar, se sentía sola, como si nadie la comprendiera. Sentía que no podía hablar con nadie de lo que en realidad pasaba por su mente. Sabía que todo el mundo pensaba que su vida era perfecta, y que, si algo andaba mal, sabía disimularlo muy bien, porque "no le afectaba".

Pero ya estaba harta. Harta de fingir que todo estaba bien, que nada le podía hacer daño, que nada le afectaba. Si seguía así iba a morirse de un desgarro interno, podía sentirlo. Y no había nada más feo que morir por dentro.

Sentía que él la seguía mirando mientras ella le daba la espalda y caminaba lejos de él. Podía ver su mirada abatida aunque no lo estuviera mirando. Podía sentir sus ojos resentidos, o tal vez tristes, porque ella lo estaba tratando de esa manera. Pero no había forma de que él lo entendiera. Ya había intentado explicarle muchas veces lo que le pasaba de forma indirecta, pero él nunca pudo leer entre líneas, sólo puntualizaba detalles en lo que ella decía.

Y ella no quería decir directamente lo que estaba sucediendo. Eso sería autocompadecerse. Algunos dirían que sería mostrar un lado humano, frágil, débil, y sentirían lástima. Lo que menos le gustaba era la lástima, la enfermaba. Podía estar llevando un asunto muy bien, pero si a alguien se le ocurría sentir lástima por ella, la destrozaba, la traía abajo y le era muy difícil levantarse.

Para ella, el dolor físico era en cierta medida aguantable. Podía vivir con eso, o al menos eso creía. Pero el dolor emocional la hería en lo más profundo. Llorar, para ella, era algo demasiado doloroso.
Sentía las ganas de llorar en el pecho. Si intentaba aguantarse, le dolía por el corazón, sentía que algo la oprimía y las lágrimas empezaban a fluír por sus ojos.
Gotas de agua salada salían involuntariamente, calientes, mojando todo a su paso.
No podía ver nada con los ojos nublados, pero era un modo de desahogarse. Sentía dolor. Sentía el dolor salir a borbotones y deslizarse por su piel... y perderse.

*fin*


miércoles, 13 de enero de 2010

...


Así como las mujeres que quieren tener hijos, y también aquellas que aún no están preparadas, pero creen que están embarazadas, ven bebés, niños pequeños y mujeres con panzas por todos lados, así, yo, que no estoy haciendo nada productivo en el verano y quiero hacerlo, veo por todos lados gente que hace cosas productivas.

Gente que camina con ropa formal-casual de trabajo, ropa de oficina, uniforme de trabajo.
Estudiantes que adelantan cursos de verano, cachimbos que se introducen a la vida universitaria, escolares que se meten a talleres, clases, cursos...

Y yo? Planeaba que este sea un verano productivo, pero hasta ahora... nada. Ni una pizca de productividad.
No sé si deba dejar de buscar cosas productivas que hacer, empezar a esperar que las oportunidades lleguen solas, o simplemente resignarme a que algo llegará cuando deba llegar...

No sé si lo que debo empezar a hacer es caminar por la calle con mi CV diciendo: quiero trabajar YA! O probablemente deba empezar a publicar mis datos y mis habilidades en el blog para que alguien lo lea y diga: necesito a alguien así (para trabajar, por si acaso).

No lo sé...

Por el momento escribo, y sigo escribiendo...

sábado, 9 de enero de 2010

Divagaciones vol. XXXII "inversiones"


He aquí una lista de las cosas en las que sería bueno que todo el mundo invierta en algún momento de su vida:

1. Su propia persona (exteriormente, interiormente, invierte en ti).
2. Zapatillas para correr (aunque nunca las uses, uno nunca sabe).
3. Zapatos elegantes (ídem).
4. Un buen terno/buen vestido (dependiendo si eres hombre o mujer, o puedes tener ambos, no importa).
5. Viajar y conocer nuevos lugares (y tomar muchísimas fotos para recordarlos siempre).
6. Una buena cámara digital (para tomar las fotos de tus viajes).
7. Comer en buenos restaurantes.
8. Una carrera profesional (que te guste y te apasione, porque de eso vas a vivir).
9. Una buena amistad, una buena familia, buenas relaciones en general (y aquí no hablo en términos de dinero, sino de tiempo, amor y sacrificio).
10. Una vida bien vivida (de esas que valen la pena).

Tal vez, al final de nuestras vidas, nos demos con la sorpresa de que no hicimos muchas de las cosas que hubiéramos querido, o planeamos para nosotros. Pero siempre es bueno hacer esas "pequeñas inversiones" que nos darán la seguridad de que, al menos, intentamos ser felices.

Adicionalmente, cree en tí mismo, invierte en tí. Cree en los demás, y haz que crean
en ti. 





viernes, 8 de enero de 2010

...


Hoy me pareció escuchar que alguien decía mi nombre, pero no había nadie a mi alrededor. Me pasa a menudo, al menos me ha pasado varias veces ya.

A veces se trata de un sonido cualquiera: un pájaro, el soplar del viento, un grito a lo lejos, la bocina de los carros, una sirena, algo que se cae, qué sé yo.

Probablemente sea sólo idea mía.
Probablemente alguien está pensando con mucha fuerza en mi nombre y por eso llego a escucharlo.
Probablemente alguien me necesita, y es la forma del universo de hacérmelo saber.
Probablemente es mi alma gemela buscándome.

Qué será, no lo sé.

A veces escucho mi nombre y al voltear encuentro a alguien, pero hoy no.

martes, 5 de enero de 2010

Retazos de ficción


((Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia))

Ambos sabían que era imposible.
Pero aún así habían miradas.
Él la miraba a ella, ella lo miraba de vuelta y sus miradas se encontraban.
Ella sonreía, él sonreía de vuelta y ambos se reían.

Se comprendían, aunque no entendieran de qué manera.
Intercambiaban miradas cómplices, aunque no supieran cómplices de qué eran.
Encogían los hombros, porque no sabían qué tenían que comprender.

Él era correcto, todo un caballero.
Ella era una dama, nunca dio pie a nada.
Caminaban lado a lado y sus brazos se rozaban.
Se sentaban frente a frente, y simplemente se miraban. Y sonreían.

Antes de dormir, ella pensaba en él, en su voz y en sus ojos que se entrecerraban al sonreír.
Antes de partir, él pensaba en ella, en sus abrazos y en sus palabras entrecortadas al decir adiós.

*fin*
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...