jueves, 28 de octubre de 2010

Divagaciones en verso vol. XV


[mini poema propio]


Mi pelo está más largo que antes.
Mis uñas han crecido también.
Dicen que es hora de un cambio.
A ver si cambias tú también.


Es tiempo de botar los recuerdos.
Es hora de no mirar hacia atrás.
Ahora debo olvidar el pasado.
Y esperar que no me persiga más.


Yo creo que puedo lograrlo.
Sé que puedo sobrevivir.
Eres testigo de que caí,
y luego volví a estar de pie.

...


A veces no sabes cuándo, ni cómo, ni por qué.
A veces estás escuchando a Jason Mraz mientras intentas abrir bien los ojos.
A veces te pones a pensar, miras por la ventana y sientes frío.

A veces siento que te extraño, y, aunque no tendría por qué hacerlo más que antes, lo hago.
A veces me gustaría que dejemos de dar vueltas y nos encontremos en un mismo punto.
A veces quisiera que tú también quisieras, y que hicieras algo por intentar.

domingo, 17 de octubre de 2010

Divagaciones vol. XLIX "1-3-2 va sopa"

Hace tiempo no me pasaban cosas extrañas que tuvieran que ver con micros o cosas parecidas, pero ayer fue un día gracioso (sin contar que hubo un par de cosas para el olvido, esto vale la pena recordarlo).

Resulta que salíamos de la universidad un sábado de olimpiadas y yo me preguntaba si me dejarían subir a un micro con un cajón en la mano. Lo bueno de llevar un cajón mientras caminas es que, si te cansas, puedes sentarte en el camino. Y, si te dan ganas, tocar un festejo en plena avenida Pardo mientras tus amigas bailan y la gente voltea y te mira extraño.

A pesar de las miradas de confusión de la gente, ese tipo de cosas es divertida.

Pero más divertido es llegar a tu paradero y que, mientras esperas el micro el datero se acerque y te pida que toques algo, para que la gente se anime.
Digamos que nos pusimos a hacer show y al datero le gustó y se volvió nuestro amigo por un rato. Incluso nos contó lo que muchas personas ignoran pero quisieran saber: lo que significan los benditos números que los dateros le gritan a las combis y micros cuando pasan por los paraderos.

Digamos que pasaron varios micros verdes llenísimos a los cuales no entraba incluso sin el cajón, así que la espera fue larga. Durante ese tiempo el datero nos intentó explicar con ejemplos extraños lo que significaban los números, y creo que lo entendí.

Sinceramente, no sé cuál es el propósito de esta entrada (la mayoría de veces no lo sé, en realidad), y tampoco sé cómo terminarla, así que simplemente diré que la diversión puede estar en cualquier lado, sólo tienes que sentarte un rato (en un cajón o en donde sea) y esperar.

viernes, 8 de octubre de 2010

Divagaciones vol. XLVIII "probablemente improbable"

¿Cuál es la probabilidad que se de una situación improbable?
Nunca me gustó el tema de probabilidades en mi curso de estadística, pero en realidad analizar las probabilidades de que algo suceda en un determinado momento puede llegar a ser interesante.

¿Qué probabilidad había de que justamente esta sea la entrada número 48, XLVIII en números romanos, siendo, justamente el número de mi promoción del colegio?
Y no es que yo haya planeado escribir mi entrada 48 justo acerca del tema de probabilidades. Simplemente sucedió.

¿Qué probabilidad hay de que hayan dos personas parecidas físicamente, sin que estén emparentadas? Hay bastante probabilidad, considerando que los rasgos físicos no pueden ser finitos... pero... ¿qué probabilidad hay de que esas dos personas se encuentren en el mismo lugar en el mismo momento?

En una serie que se llama How I Met your Mother (muy buena serie dicho sea de paso)... los personajes principales encuentran en diversos capítulos a sus "dobles". Personas iguales físicamente, pero que llevan una vida totalmente distinta.

Dicen que todos tenemos alguien igual a nosotros en algún lugar del mundo. Yo he encontrado algunas chicas parecidas a mí, con rasgos parecidos, gestos similares. Chicas que, de acuerdo a personas que no me conocen demasiado, podrían ser confundidas conmigo. Pero hasta ahora no he encontrado a nadie realmente igual a mí. ¿Será posible?

Probablemente nunca me suceda. Probablemente sí me suceda. No lo sé. Me imagino que es igualmente probable que sea improbable.
Pero, como alguien me dijo alguna vez, que algo sea probable, no quiere decir que suceda, pero tampoco quiere decir que no suceda...

viernes, 1 de octubre de 2010

Divagaciones vol. XLVII "la primera de octubre"
















Es sorprendente que ya estemos octubre. El mes 10 del año 2010.

Hoy llamé al 144 del Nextel para saber cuántos minutos para llamadas a fijo tenía y la voz (del que me han dicho que es Carlos Carlín) me dijo que tenía 49 minutos, que vencen el 1ro... de noviembre... del... 2010...
Y eso me asustó un poco y me hizo tambalearme en mi sitio porque me di cuenta de que pasa octubre, pasa noviembre y llega diciembre. Y así, de la nada, como quien no quiere la cosa, se pasa un año más.

Un año más en el cual siento que mucho y nada ha cambiado al mismo tiempo.
Por un lado, sigo en el estado de: no sé qué quiero hacer con mi vida, a pesar de estar terminando el cuarto año de universidad. (WOW, otra de las cosas que se ha pasado demasiado rápido).
Pero por otro lado, ahora le doy menos importancia a las cosas sin importancia y me preocupo más por hacer lo que realmente me gusta.

Ahora escribo más, tomo fotos más significativas, hago cosas espontáneas, me río (más) de la nada, sola o acompañada, me tomo el tiempo de escuchar atentamente, intento conocer realmente a las personas, lo que quieren, lo que son, lo que piensan, lo que no dicen que piensan.

Pero sigo perdida. Intento conocerme, intento saber quién soy, qué quiero, a dónde voy (y no en el sentido metafísico que los filósofos antiguos se preguntaban). Lo mío es mucho más simple que eso: a dónde quiero ir luego de la universidad? qué quiero hacer? para qué soy buena? en qué me puedo desarrollar?

En resumen: qué va a ser de mí?
Si alguien me puede ayudar a responderlo, bienvenido sea.

Debo admitir que empecé a escribir esta entrada pensando que iba a hablar acerca de lo rápido que pasan las cosas y el tiempo en general, pero la divagación tomó un rumbo totalmente inesperado (por algo son divagaciones...). Pero, no me quedaré con ganas de decir lo que quería decir.

A veces siento que vivo en mi propio mundo, en mi propia dimensión, donde me muevo a mi ritmo y veo las cosas desde otro punto de vista. A mi alrededor la gente se mueve rápidamente, todos apurados, todos con mil cosas que hacer, todos sin atreverse a perder un segundo para detenerse y respirar.

Todas las personas nos animan a que hagamos algo con nuestras vida y ocupemos el tiempo en cosas, sin parar, sin tomar un respiro. Pero probablemente lo que debemos hacer es hacer una pausa.

Tómate el tiempo de parar un rato y pensar. Reflexiona acerca de dónde estás. Tal vez puedes pensar un poco acerca de cómo llegaste ahí. Si quieres anda un poco más allá y pregúntate hacia dónde quieres avanzar.

Cierra los ojos, imagínate de pie en medio una calle transitada con gente yendo y viniendo, intentando esquivarte, todos apurados. Ellos van a algún lado. Tienen destinos, metas, proyectos.

Tú no estás yendo a ningún lado, aún. Pero algo bueno puede llegar, si prestas atención. Y es una buena sensación, la de poder desconectarse del mundo un rato y no hacer caso a nada y, ¿por qué no? no pensar en nada.



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