jueves, 27 de mayo de 2010

Divagaciones vol XXXVII "sueños, sueños, son sueños"


Unos sueñan por la noche, por las mañanas, por las tardes.
Unos sueñan mientras hacen la siesta, mientras duermen profundamente, mientras van en el micro.
Unos sueñan y tienen pesadillas. Otros sueñan y quieren que se vuelvan realidad.

Unos sueñan con los ojos cerrados. Otros sueñan con los ojos abiertos.
Unos sueñan cosas imposibles, pero que en los sueños con alcanzables.
Todo puede suceder en los sueños.

Uno puede soñar inconscientemente.
Uno puede soñar y no recordar nada al día siguiente.
Uno puede soñar y luego poder contar todos los detalles, sin dejar nada en el aire.

Uno puede tener sueños en forma de deseos, aspiraciones, objetivos, metas.
Uno puede soñar llegar a lo más alto, cumplir sus deseos más grandes, más locos.
Uno puede querer realizar sus sueños, querer que se materialicen en la realidad.

Uno puede soñar muchas cosas, soñar, soñar y no parar de soñar.
Pero a veces, no basta con soñar con el mundo ideal.
A veces, debemos intentar hacer los sueños realidad.

...


A veces todo está bien. Todo sale de mil maravillas. El día te sonríe, las circunstancias están a tu favor. El universo parece conspirar para que todo funcione perfectamente. Todo está tal como fue planeado.


Y de la nada viene la realidad como una cachetada para hacerte pisar tierra y demostrarte que no todo es rosa, no todo es gris, no todo es blanco o negro.

sábado, 15 de mayo de 2010

Divagaciones en verso vol. XI


[poema propio]

Él se pregunta por qué lo miro tanto... es que me recuerda mucho a ti.
Él se pregunta por qué actúo así... es que es tan igual a ti.

Camino por las calles, me parece que te veo venir.
Fijo bien la vista, y no, tan solo se parece mucho a ti.

Por más que quiera, por más que intente, tu recuerdo no sale de mi.
Por más que me resista, tu recuerdo sigue aquí.

En forma de palabras, de versos, de canciones.
En muchos colores, aromas y sabores.

Miro a mi derecha, tu recuerdo me acecha.
Miro a mi izquierda, por más que quiero, no se aleja.

Cierro los ojos, puedo verte... tu imagen sigue viva en mi mente.
Recuerdo tus facciones, el tono de tu voz, hasta el ritmo de tu respiración.

Tu perfume es una droga, me atonta, me descontrola.
Puedo olerlo en mi memoria, hace que me embriague sola.

¿Será que estoy volviéndome loca?
Busco entre tus notas una rosa, las leo y las aprendo de memoria.

En un momento todo se derrumba, algo se rompe, ella despierta.
Me dice que pare de sufrir, ya te fuiste, por más que quiera, no regresas.

Él se pregunta por qué lo miro tanto... es que me recuerda mucho a ti.
Él se pregunta por qué actúo así... es que es tan igual a ti.

domingo, 9 de mayo de 2010

...


Me gustan las conversaciones de martes por la mañana.
Me gusta que me abraces de la nada.

martes, 4 de mayo de 2010

Divagaciones vol. XXXVI "a veces..."


A veces siento miedo.
Me da miedo la incertidumbre.
No saber.
No conocer.

A veces me asusta no saber qué puede suceder después.
A veces me asusta no saber lo que me depara el futuro.
A veces me asusta lo que he dejado en el pasado.

Suelo pensar que muchas veces es mejor avanzar sin mirar atrás, sin arrepentimientos, sin titubeos, pero siempre aprendiendo de lo que pasó.
Creo que no debemos olvidarnos de lo que fuimos ni lo que hicimos, porque eso nos hizo ser quienes somos hoy.

A veces me asusta no tener sobre qué escribir.
Que se me acaben las ideas, la inspiración.
A veces me asusta quedarme en blanco y no poder sacar nada de mí.

Suelo quedarme muchas veces sentada, quieta, con los ojos cerrados, pensando. Muchas veces no se me viene nada a la cabeza, otras veces las ideas fluyen como una catarata y no puedo dejar de escribir. Sobre todo, sobre nada, sobre cualquier cosa. Creo, y quiero seguir creyendo que nunca dejaré de escribir.

A veces me asustan los sentimientos tan fuertes que puedo llegar a sentir.
La profundidad de lo que sentimos nos puede hacer más fuertes, o nos puede destruir.
A veces me asusta hundirme en mi propio dolor y no poder salir.


Suelo tomarme un tiempo para respirar y darle vueltas a todo. A veces suelo pensarlo demasiado. A veces deja de importarme y lo dejo correr. A veces me afecta demasiado y no lo puedo dejar ir. Creo que nunca llegamos a liberarnos completamente de un sentimiento que estuvo ahí, rondando.

A veces me asusta la fragilidad del ser humano, la fragilidad de la vida, de una simple respiración.
A veces miro a mi alrededor, y me asusta lo que ven mis ojos.
A veces prefiero mantenerlos cerrados.


Sin embargo, aunque cerremos los ojos, sé que las cosas seguirán sucediendo. Que nos encerremos en nuestro propio mundo, no quiere decir que el resto del mundo se quedará quieto esperando que salgamos. Creo que no podemos dejar nada a la suerte.

He decidido, hoy, como muchas otras veces, que es hora de ser fuertes y luchar. Por lo que creemos, por lo que somos, por lo que queremos ser.


Es hora de dejar de esperar que las cosas sucedan, y hacer que las cosas pasen, de una vez.
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