Llega un momento en la vida que a mí me gusta llamar como punto de quiebre. Lejos de estar relacionado con el tenis, me refiero a aquel momento en el que te das cuenta de varias cosas, que pueden darse al mismo tiempo o por separado.
Es el punto en el que te das cuenta que la situación en la que estás no da para más. El punto en el que miras hacia atrás y hacia adelante, y al mirar alrededor, te das cuenta que lo único que tienes que hacer es dar un paso al costado y continuar andando.
Es en ese momento en que evalúas si lo que has hecho ha valido la pena, para ti, o para los demás, o para ese alguien “especial”.
A veces no sabes exactamente lo que ocurre para llegar a ese punto. A veces no tiene que suceder algo extraordinario, es solo el tiempo que pasa y te muestra las cosas como son, o a veces el mundo se te cae encima de pronto y te deja con la cruda realidad en frente.
A lo largo de mi vida he tenido varios puntos de quiebre, donde he dado pasos al costado, he retrocedido para volver a remontar el paso con más impulso y he estado completamente perdida, sin saber a dónde avanzar.
A veces son buenos los puntos de quiebre, porque nos hacen despertar de realidades imaginarias o fantasías creadas. Nos hacen darnos cuenta que lo único exacto son las ciencias y lo demás es pura especulación.
1 comentario:
Si no empezara con un semi-chiste megu de juego de palabras, no seria una entrada de tu blog. xD
Me gusto a partir de la palabra tenis.
Creo que si no hicieramos eso constantantemente, seriamos robots aburridos, muchas veces haciendo cosas que no nos gustan o no sabemos por que las hacemos.
Publicar un comentario