[Basado en el play off entre Universitario de Deportes y Alianza Lima, uno de los clásicos más emocionantes (no puedo decir el mejor, pero sí uno de los más emocionantes) que he visto...]
Martes 08 de diciembre del 2009, feriado.
Ser hincha de un equipo de fútbol, en el Perú, puede significar muchas cosas:
Ser hincha de un equipo es renegar porque el arquero del equipo contrario está en un buen momento y salva todo y no deja entrar nada; o es soltar un suspiro de alivio y uno de admiración cuando el arquero de tu equipo salva aquellas pelotas imposibles, que tu ya veías dentro.
Ser hincha de un equipo es tomarse la cabeza cuando alguien del otro equipo te hace un gol y vas perdiendo, uno a cero, en una final, en tu estadio; o es gritar ese gol como si fuera el que define el partido, a pesar de ser al minuto 30 (aunque en cierta forma sí, fue definitivo).
Ser hincha de un equipo es alegrarte porque el árbitro no haya considerado la falta que hizo un miembro de tu equipo como muy grave, y no le haya sacado tarjeta; o es quejarte porque sabes que la falta fue grave, y que merece una tarjeta amarilla, o una roja.
Ser hincha de un equipo es lamentarte porque los jugadores de tu equipo se fallan goles, o porque, de nuevo, el arquero del otro equipo está demasiado inspirado; o es celebrar cuando los jugadores del equipo contrario se pierden los goles, o, d nuevo, los tapa el arquero de tu equipo.
Ser hincha de un equipo, no importa de cuál seas, es sentir adrenalina aún así no estés en el estadio, sino en el sillón de tu casa. Es sentir que te sudan las manos, es gritar cada gol y sentir alivio por ir arriba en el marcador, o es ajustar los nervios y desear que el partido se voltee para que te favorezca.
Ser hincha de un equipo es desear que el partido se alargue más para buscar aunque sea el empate; o es desear que el árbitro indique de una vez el fin del partido, para terminar con el sufrimiento, y empezar la celebración.
No sé exactamente cuando empiezas a ser hincha de un equipo.
Para algunos empieza cuando ven un equipo jugar en el estadio por primera vez y simplemente es amor a primera vista, amor a la camiseta, lo que sea.
Para otros es por tradición, por la familia, porque te lo inculcan, lo adquieres poco a poco, te viene en los genes, qué se yo.
Para mí, no sé como empezó. No sé ni siquiera por qué me gusta tanto el fútbol. No sabría precisar qué hace que seas de un equipo y no de otro. Qué hace que seas de un equipo, e inmediatamente rechaces al equipo antagónico, es algo natural.
Lo único que sé, es que ser hincha de un equipo no te lo pueden imponer.
Tampoco se trata de ser fan de algún jugador y por eso eres de ese equipo, y cuando el jugador se cambie de equipo, tú también te cambiarás, y así sucesivamente. Eso no es ser hincha.
Los jugadores van y vienen. Es más, los jugadores que más admiras pueden pasarse al equipo que menos aprecias, pero tú seguirás siendo de ese equipo que te trae alegrías, y que te trae sufrimientos también.
Porque eso es ser hincha de un equipo. Porque lees el periódico para averiguar todo lo que puedas, porque te encanta ver los titulares que dicen que tu equipo ganó el domingo, o el miércoles, o cualquier día de la semana. Porque te encanta ver en la primera plana una foto del mejor arquero del momento, porque es de tu equipo. Porque te encanta ver una foto del que metió el gol, porque es de tu equipo. Porque te encanta ver la foto de la celebración, porque es tu equipo, ganador.
Porque quieres que se juegue el segundo play off, para que terminen la especulaciones, para poder decir, finalmente, que eres campeón, con tu equipo.
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