¿Alguna vez has estado caminando hacia algún lugar determinado sin querer realmente ir hacia ahí?
Hay veces que lo que te lo impide es el miedo a algo, miedo a lo desconocido, miedo a enfrentarte a algo que no quieres, a enfrentar alguna consecuencia desastrosa.
Hay veces en que, tal vez no te espera nada realmente malo. Probablemente todo esté en tu imaginación, pero aún así, sientes que cada paso que das es un paso hacia tu condena. Sientes que cada vez que alzas un pie, te pesa más.
Miras hacia abajo, y no puedes creer que estés avanzando a pesar de tu voluntad. Pero lo haces, estás avanzando. No lo puedes impedir, aunque quieras. Sientes, en cada fibra de tu ser, que está mal, que no es lo correcto para ti.
Quieres retroceder, quieres quedarte quieto un momento. Quieres gritar.
No lo haces.
Sigues adelante.
Resulta que sigues vivo después de todo. Resulta que lo que no te mata, te hace más fuerte. Resulta que descubres que el karma está de tu lado después de todo, o lo que sea.
Y sobrevives.
Y sigues luchando.
Avanzas... a pesar de todo, porque es lo que sabes hacer.
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