Es sorprendente que ya estemos octubre. El mes 10 del año 2010.
Hoy llamé al 144 del Nextel para saber cuántos minutos para llamadas a fijo tenía y la voz (del que me han dicho que es Carlos Carlín) me dijo que tenía 49 minutos, que vencen el 1ro... de noviembre... del... 2010...
Y eso me asustó un poco y me hizo tambalearme en mi sitio porque me di cuenta de que pasa octubre, pasa noviembre y llega diciembre. Y así, de la nada, como quien no quiere la cosa, se pasa un año más.
Un año más en el cual siento que mucho y nada ha cambiado al mismo tiempo.
Por un lado, sigo en el estado de: no sé qué quiero hacer con mi vida, a pesar de estar terminando el cuarto año de universidad. (WOW, otra de las cosas que se ha pasado demasiado rápido).
Pero por otro lado, ahora le doy menos importancia a las cosas sin importancia y me preocupo más por hacer lo que realmente me gusta.
Ahora escribo más, tomo fotos más significativas, hago cosas espontáneas, me río (más) de la nada, sola o acompañada, me tomo el tiempo de escuchar atentamente, intento conocer realmente a las personas, lo que quieren, lo que son, lo que piensan, lo que no dicen que piensan.
Pero sigo perdida. Intento conocerme, intento saber quién soy, qué quiero, a dónde voy (y no en el sentido metafísico que los filósofos antiguos se preguntaban). Lo mío es mucho más simple que eso: a dónde quiero ir luego de la universidad? qué quiero hacer? para qué soy buena? en qué me puedo desarrollar?
En resumen: qué va a ser de mí?
Si alguien me puede ayudar a responderlo, bienvenido sea.
Debo admitir que empecé a escribir esta entrada pensando que iba a hablar acerca de lo rápido que pasan las cosas y el tiempo en general, pero la divagación tomó un rumbo totalmente inesperado (por algo son divagaciones...). Pero, no me quedaré con ganas de decir lo que quería decir.
A veces siento que vivo en mi propio mundo, en mi propia dimensión, donde me muevo a mi ritmo y veo las cosas desde otro punto de vista. A mi alrededor la gente se mueve rápidamente, todos apurados, todos con mil cosas que hacer, todos sin atreverse a perder un segundo para detenerse y respirar.
Todas las personas nos animan a que hagamos algo con nuestras vida y ocupemos el tiempo en cosas, sin parar, sin tomar un respiro. Pero probablemente lo que debemos hacer es hacer una pausa.
Tómate el tiempo de parar un rato y pensar. Reflexiona acerca de dónde estás. Tal vez puedes pensar un poco acerca de cómo llegaste ahí. Si quieres anda un poco más allá y pregúntate hacia dónde quieres avanzar.
Cierra los ojos, imagínate de pie en medio una calle transitada con gente yendo y viniendo, intentando esquivarte, todos apurados. Ellos van a algún lado. Tienen destinos, metas, proyectos.
Tú no estás yendo a ningún lado, aún. Pero algo bueno puede llegar, si prestas atención. Y es una buena sensación, la de poder desconectarse del mundo un rato y no hacer caso a nada y, ¿por qué no? no pensar en nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario