Por estos días me inunda una sensación de tristeza, como esa que sabe que empieza el invierno y los días se vuelven más fríos y grises.
Esa tristeza que sabe que no habrá conversaciones largas junto a una chimenea.
Esa tristeza que pronostica unos cuantos días, semanas o meses sin saber del sol ni de ti.
Esa tristeza que siente que todo se escapa como un puñado de arena.
Esa tristeza que se siente dentro, muy dentro, y hace de todo para intentar salir.
Esa tristeza que sientes arriba y abajo, especialmente ahí.
Esa tristeza que te obliga a botar un par de lágrimas de manera espontánea, que te saca palabras intensas, emociones extrañas.
Esa tristeza que nadie más puede comprender, que no puedes explicar.
Esa tristeza que no sabe ni opina, sólo te molesta la vida.
Esa tristeza que no te deja dormir, o te hace no querer despertar.
Esa tristeza que llena tus ojos de melancolía, que te hace escuchar a Sabina y te da ganas de huir.
Esa tristeza que sólo se irá cuando salga el sol una vez más, cuando decida volver, cuando regrese por mí.
2 comentarios:
Me gusta como escribes, la forma de expresarte, yo no soy experto en letras pero distingo lo bueno de lo malo. No estés triste no merece la pena, la vida esta llena de cosas buenas, te lo digo yo que soy un pesimista, y mis antigua post eran tristísimos, pero me he hartado de estar así, y a funcionado, por lo menos a mi, alguna lucecita se encendería en mi cabeza, saludos y alegría, que aquí estamos de paso como dijo aquel...
Hola! muchas gracias por tu comentario. Para ser sincera, yo soy una persona alegre la mayoría del tiempo, solo que a veces me dan arranques de melancolía espontáneos como todo el mundo.
En serio me alegró mucho leer lo que escribiste! Te invito a seguir leyendo mis otras entradas a ver si te gustan también!
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