Me gusta respirar.
Me he dado cuenta de que no me gustan las prisas. No podría vivir en un lugar lleno de presiones y prisas.
Me he dado cuenta de que me gusta tomarme las cosas con calma. Darme tiempo a cerrar los ojos y evaluar todas las posibilidades.
Me gusta tener tiempo de no hacer nada y simplemente hacer eso, nada.
Hace un rato escuché música salir de un lugar desconocido. Me asomé por la ventana y me di cuenta de que era mi vecino. Era música relajante, instrumental. Me provocó seguir escuchando y jalé mi laptop para acá.
Resultado: yo sentada en el murito de mi ventana, apoyada en la pared, con los pies a lo largo del muro, con la laptop sobre mis piernas. A lo lejos escucho la música (por alguna razón bajó el volumen) y el canto de los pajaritos. Hace un rato el sol me caía suavemente, creo que ya está por ocultarse, se perdió detrás de un edificio... El viento es suave, es fresco. Yo respiro.
Por momentos siento que me voy a caer. Por momentos me duele la espalda.
Puedo ver mi jardín, puedo ver el cielo, puedo ver las palmeras.
Me gusta que no haga frío, ni tampoco calor.
Otra vez, me gustaría tener un balcón.
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