Hay veces en que hace falta una vida entera para aprender a querer a una persona.
Aprender a querer sus virtudes, a aceptar sus debilidades.
Hay veces en que hace falta un minuto, un instante, un segundo para sentir algo especial.
Es una mirada, un gesto, una sonrisa, una palabra, un simple roce.
Hay veces en que no hace falta nada para sentir que has encontrado a la persona ideal.
A veces, hace falta todo.
Esa nada que te hace sentir algo.
Ese contacto que te hace sentir el algo especial.
Y esa vida para aprender a querer todo eso y mucho más.
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