Muchas veces quisiera que las cosas volvieran a su lugar con tan solo dar la vuelta, mover las manos frente a mi cara o simplemente parpadeando.
Todo sería más rápido y sencillo si con tan solo un abrir y cerrar de ojos pudiéramos arreglar las cosas, retroceder el tiempo, deshacer palabras, pegar un corazón roto.
Pero no podemos. Arreglar cosas tarda incluso más tiempo que destruirlas. Romper es muy fácil. A cada rato se rompen cosas. Se caen, se quiebran, se rajan, se parten en pedacitos que a veces ni el Uhu Stick que pega más los puede pegar.
A veces avanzamos unos cuantos metros y al darnos la vuelta nos damos cuenta lo mucho que cambia lo que hemos dejado atrás. Muchas veces abandonamos nuestras propias creaciones, nuestros logros, nuestros sueños.
Todo puede cambiar en un segundo. En un parpadeo. Lo peor es que no podemos predecirlo. A veces nos olvidamos de pensar y simplemente actuamos. Hacemos cosas sin pensar en lo que vendrá después, porque, después de todo, qué importa qué vendrá después si vivimos ahora.
No podemos predecir el futuro (al menos el común de mortales no podemos hacerlo), no podemos detener el tiempo, pero sobre todo, no podemos predecir la reacción de la gente. En toda interacción intervienen dos personas o más y lo que una construye puede ser fácilmente destruida por otra.
Dicen que darte a conocer a alguien complemente es darle el poder de destruirte por completo. Con tan solo una palabra, a veces sin palabras, con tan solo una mirada, tras un simple parpadeo. Pasas de ser todo a ser nada, en solo un segundo.
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(Menos la parte del UHU STICK)
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