El otro día olvidé escribir acerca de mi experiencia en la combi. Hace tiempo no me pasaban cosas divertidas en el transporte público (antes, cuando andaba en el micro verde, a cada rato pasaban cosas graciosas).
En fin, resulta que estaba en el paradero y una combi pequeña se para frente a mí y yo dudaba si subir o no. El cobrador, al percatarse que yo miraba dentro a ver si había un sitio libre y/o podría entrar parada (cosa que la verdad era un poco complicado por la cantidad de gente), me dijo: entre señorita, que el micro es de su tamaño. Adentro puede bailar, cantar, la conversación es gratis.
Me dio risa su comentario y entré a pesar de estar más apretada que un… hot dog en pan árabe (ok, no sé de donde salió eso pero en fin). Como la combi ya estaba bastante llena, el cobrador le dijo al chofer que ya no pare, que vaya por la izquierda, porque no entraba nadie más.
En eso, el chofer para en una esquina a recoger a una chica y el cobrador dice: claro, solo por ser mujer la estamos recogiendo. Y el chofer imagino que le respondió algo así como: si quieres no la recogías (la verdad que no alcancé a escucharlo a él), pero el cobrador le dijo: como no la vamos a recoger! si es como mi tía, la hermana de mi madre.
Yo me reía, y más aún cuando al llegar al Puente el cobrador dijo: voy a contar hasta 20, si todos los que deben bajar no bajan cuando termine de contar, arrancamos. Y, dicho y hecho, empezó a contar (gritar en realidad), del 1 al 20 en pleno Puente Primavera… Claro, había gente que lo callaba, pero otros nos reíamos, porque bueno, al menos, a mí me hizo el camino más entretenido.
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