Imagina un ciego de nacimiento que nunca ha visto su rostro, que nunca se ha "visto a sí mismo".
Imagina que por un milagro divino y providencial, de pronto puede ver.
Imagina que se para frente a un espejo.
¿Se reconocería? ¿Sabría quién es? ¿Se sentiría identificado con aquella persona que ve frente a sí mismo? ¿Le gustaría lo que ve?
(Todo esto sin tener en cuenta lo maravilloso que puede resultarle en general el sentido de la vista, mostrándole por primera vez todos los colores, formas y tamaños del mundo).
Imagina algo loco. Por ejemplo, que nos quitan los rostros.
Imagina que nos quitan los rostros corpóreos y lo único que nos queda son nuestras almas.
Imagina que puedes ver el reflejo de tu alma.
¿Te reconocerías? ¿Te gustaría lo que ves?
Sin máscaras, sin escondites, ¿quién serías?
1 comentario:
Quemado , bastante quemado.
Pero sorpredentemente interesante y algo chocante.
Te pone a reflexionar sobre quien eres, sobre lo que haces y si eso es lo que en verdad quieres ser.
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